Ya que no tengo demasiado tiempo (es la hora de comer y me he propuesto sentarme a las cuatro a "trabajar en la tesina", un eufemismo de "pasarse varias horas frente a la pantalla, escribiendo un párrafo, leyéndolo, releyéndolo, cambiando detalles aquí y allá, borrándolo, poniendo en cuestión mi capacidad, suspirando, cayendo en una espiral de depresión y autoconmiseración"... Pero para qué aburriros con los detalles - a lo que soy tan dada por otra parte-), me voy a limitar a daros una lista de lo que me ha hecho feliz estos últimos meses (pongamos de junio a principios de octubre). Me encantan las listas porque dan sensación de orden y continuidad, dos cualidades de las que mi día a día, para mi desgracia, carece.
- Tomar la madura decisión de quedarme a pasar el verano en León "trabajando en la tesina". Verano no tan productivo como esperaba, pero que me ha servido para descubrir que sí que sirvo para vivir sola (aunque echaba de menos a mis compañeras ... Y al final echaba de menos hasta a la mascota que no tengo, en plan "Son las ocho de la tarde y hace un tiempo genial... Si tuviera perro lo sacaría a pasear. Y lo llamaría Bram.").
- Ir al MUSAC sola. Pararme en las instalaciones el tiempo que me dio la gana sin tener que preocuparme por si los demás se aburrían de esperar. Darme cuenta de que el arte moderno cumple su función si tres meses después soy capaz de recordar una obra y por qué me conmovió (gracias, P.).
- Leer Misfortune, versión (pos)moderna de una novela victoriana. Unas quinientas páginas en que el autor trata con delicadeza el tema del género (¿por qué le damos tanta importancia a algo que surgió de nuestra imaginación?). Creo que me duró un día y una mañana.
- Las comidas con mis amigos. ¿Será un síntoma de madurez/ancianidad que te apetezca quedar con tus amigos a comer y una larga sobremesa de café y conversación en lugar de a cenar y de copas?
- Ir con R. al cine, todas y cada una de las veces, aunque la película no siempre valiera la pena. Ver dos películas una noche (no suelo ser así de impulsiva), que las palomitas nos sentaran fatal y, con todo, disfrutar como dos enanas.
- Acertar con el regalo de despedida de L. (no es que seas difícil, es que me lo tomé como un reto).
- Atreverme a confesar que cuando era pequeña no podía escuchar a Serrat sin echarme a llorar. No prestaba atención a las letras, me bastaba con oír su voz. Tantos años inútiles labrándome una reputación de dura insensible a la basura.
- Volver al MUSAC con M.,N. y A. Tirarnos más de 20 minutos en Posesión, muertos de la risa.
- Descubrir que no a todos los niños pequeños les caigo mal por razones que se me escapan.
- El día que pasé con mi amiga M. Comimos, tomamos café, fuimos de compras, descubrimos desconcertantes "novedades tecnológicas"... Hablamos hasta quedarnos sin voz.
- Los ravioli (puede que no fueran ravioli, la variedad de pasta en Italia resulta apabullante) de queso y espinacas con salvia. Mi plato de pasta favorito para la eternidad. Y todo lo que me ocurrió en Italia.
- Los dulces japoneses que N. me envió. Y el conejito Gui-San (abreviatura de San-Guinaria Deidad Japonesa de las Katanas, por si os lo estábais preguntando).
- Recibir el mail de un fantasma (aunque se quedara en eso).
- Comprarme un pijama rojo.
- El anuncio de Bruce Lee. ¿Lo habéis visto? Da la sensación de que en cualquier momento se levantará y reducirá el sillón en que se sienta a astillas. Y esa pronunciación. "Be shapeless". Me dan escalofríos (no del todo desagradables).
- Teenie Weenie.
- Jugar con mi perrita (la de mis padres, más bien).
- Este blog y todos los que formáis parte de mi vida gracias a él.
Antes de que esto degenere en ñoñería, lo dejo, no sin recordaros que
The talent for being happy is appreciating and liking what you have, instead of what you don´t have.
Es el mensaje personal de R. en el Messenger, y supongo que se trata de una cita. Si sois curiosos, escribidlo en el Google para averiguar el autor (y me lo escribís).