Sunday, August 21, 2011

The Greedy People

Había escrito hace días un largo -creedme, muy largo- post sobre el estado de la economía global desde mi humilde y muy poco informada posición pero con cada noticia que escucho/leo, me identifico más con Bart Simpson en ese episodio de una de las primeras temporadas en que sueña con comprarse el cómic número uno del Hombre Radioactivo. Recordaréis que Marge le encuentra un trabajo como chico para todo de una amable y bastante grillada ancianita que le hace arrancar las malas hierba del jardín a mano y sin guantes, limpiar los canalones también a mano y sin guantes, lavar su traje de luto y mil tareas más que siempre acababan con la señora aplicando yodo a las heridas de Bart. Al final de la semana toca día de paga y Bart recibe treinta centavos, o tal vez medio dólar, por lo que la señora le exige que le dé las gracias; esto lleva a Bart a explotar en más o menos las siguientas líneas:
- ¡Oiga, señora, puedo irme de aquí sin gritar, puedo irme de aquí sin insultarla, pero encima no espere que le dé las gracias!
Señores banqueros, puedo soportar que traten de echar balones fuera culpando de la situación a los ciudadanos que "vivíamos por encima de nuestras posibilidades" (who? Me?), pese al hecho de que sus instituciones hayan sido rescatadas con dinero público, o que justifiquen expropiar a los hipotecados sin eximirles de terminar de pagar la hipoteca. Pero no esperen que les dé las gracias.
Señor... Para proteger su intimidad, le llamaré Cario Monde, puedo soportar que el a veces estúpido y desfasado sistema legal español considere que ha pagado su deuda con la sociedad y que, por tanto, pueda conservar sus cientos de millones, y ocupar páginas y páginas de papel couché desde donde se permite dar lecciones de vida desde una supuesta superioridad moral. Pero no espere que le dé las gracias.
Y señores políticos, puedo soportar que enseñen la patita y comenten la necesidad de "moderación salarial" (necesidad que han adelantado políticos tanto del PP como del PSOE), mientras siguen subiéndose los sueldos y disfrutando de sus privilegios, a pesar de la nefasta gestión de la crisis tanto a nivel estatal como regional. Pero no esperen que les dé las gracias.