Friday, August 31, 2007

Urban myths/Leyendas urbanas

Una mina para los antropólogos culturales. Os recomiendo la página http://www.snopes.com/, en la que podéis comprobar cómo las leyendas urbanas (traducción que no termina de convencerme, ¿alguna alternativa? ¿Alguien?) no respetan lenguas ni fronteras, transformándose con los siglos para abrazar con naturalidad la tecnología imperante en el momento en que resurgen. Donde se leía "muchacha perdida", ahora aparece "autoestopista"; si antes buscaba un asiento en la diligencia, en las carreteras actuales su aspecto desamparado despierta la simpatía de un conductor solitario. Contadme una (porque aún no la habéis olvidado, porque os hizo reír, porque es la última que habéis oído, por lo que sea). Yo he escogido esta porque la persona de cuyos labios la escuché me juró que le había ocurrido a una conocida suya, y porque, dado que la inmensa mayoría de la población desconocemos los hábitos y costumbres de su protagonista, tiene un aura inquietante de veracidad.

Consulta del veterinario, blanca y fría. Pósters de perros y gatos donados por compañías farmacéuticas. En el ambiente se mezclan los olores que el desinfectante trata de eliminar y el olor del desinfectante mismo. La chica saca la serpiente de la bolsa de deporte. Mide, calcula a ojo el veterinario, un metro veinte y parece encontrarse en perfecto estado. Sonríe con simpatía ante el gesto de preocupación de la chica.
- ¿Qué le pasa?
- La verdad, no lo sé. Hasta hace un par de semanas era muy sociable. En cuanto llegaba a casa y la sacaba del terrario, se me enroscaba. Comía ratones.
- ¿Y?
- Dejó de comer hace unos quince días. Cuando la saco del terrario, se desliza por el salón hasta el sofá, donde me echo a ver la televisión. Entonces se pone a mi lado y se estira cuan larga es. ¿Cree...? ¿Cree que puede tener, no sé, parásitos intestinales?
Algo ha cambiado en la sonrisa del veterinario. Un matiz que a la chica no se le ha escapado y que le resulta desagradable.
- Te está midiendo.
El veterinario reprime un suspiro ante el gesto de incomprensión de la dueña, que acaricia distraídamente a su mascota.
- Te está midiendo. Por eso ha dejado de comer. En cuanto crezca más que tú...
El veterinario, entre divertido e impaciente, se frota la barriga. Los dedos de la chica se crispan sobre la piel fría de la serpiente.

Tuesday, August 28, 2007

Psicoanálisis de juguete

Se lamentaba la escritora Maruja Torres en uno de sus artículos de opinión de la infantilización de las sociedades del primer mundo. Mujeres de cuarenta años que se compran ropa interior decorada con personajes de dibujos animados, jóvenes que prefieren quedarse en casa de sus padres en lugar de independizarse (se refería a los que toman la decisión de quedarse, aunque podrían permitirse pagar una hipoteca, y no a la inmensa mayoría que vive con papá y mamá porque no gana lo suficiente para plantearse siquiera el alquiler de una habitación en un piso compartido), adultos que pasan sus horas de ocio jugando a la PlayStation o leyendo la saga de Harry Potter, y treintañeros que no dudan en gastar el ochenta por ciento de su sueldo en figuras de colección de la Guerra de las Galaxias, o en una copia a tamaño real de Dardo, o en la colección completa de su manga favorito (me incluyo, por supuesto que me incluyo, y espero no herir sensibilidades). El egocentrismo, el consumismo vomitivo, el "Lo quiero, y lo quiero ahora"... ¿A qué viene esta prolongación indefinida de los aspectos cómodos de la adolescencia? ¿De qué intentamos protegernos con esa actitud indolente? Delegamos, huimos de nuestras responsabilidades, preferimos ser turistas a ser viajeros, y cuando Bush Jr. se encoge de hombros ante otra masacre en Irak, o Rusia insinúa su potestad sobre el polo Norte (bajo cuyo hielo se sospecha que pueden encontrarse jugosos yacimientos petrolíferos), o un diputado de ultraderecha en Francia advierte contra la amenaza islámica, nuestros políticos y los medios de comunicación nos ponen el brazo sobre los hombros y con una sonrisa maternal nos piden que confiemos en que todo se arreglará. Eso nos basta para conciliar el sueño, un sueño blanco sin preocupaciones ni remordimientos. Hasta que soñemos con el monstruo.
"Cuando despertó, el dinosaurio todavía seguía allí" (Augusto Monterroso)

Sunday, August 19, 2007

Que levante la mano quien prefiera un libro

Primer café del domingo. Bostezos. El periódico sobre la mesa de la cocina, la radio (como siempre) encendida. Paso las páginas sin detenerme, ya que ninguna noticia logra captar mi atención (lo cual, si tenemos en cuenta las arrugas de las sábanas aún visibles en mi cara, resulta comprensible). La presentadora del programa de radio conversa con dos chicos que se han lanzado a una curiosa aventura comercial. Con su inventiva y un teclado/mesa de mezclas para acompañar a la solista (rollito Camela), ofrecen a sus clientes una canción personalizada para ocasiones muy especiales, léase bautizos, bodas, jubilaciones, etc.
Transcribo a continuación la letra de uno de sus hits:

Ana nació
en Sevilla,
allí su historia empezó.
Gran amazona,
a un poni sola subió.
Y qué gran batacazo
se metióooooooo...

Thursday, August 09, 2007

¡¡¡Surrrrrrealismmmmmo!!! (pronunciado a lo Dalí)

Un detalle en la edición digital de El País del jueves 9 de agosto:

Encontradas nuevas muestras de ADN en la habitación de la que desapareció la niña Madeleine McCaine: perros policía ingleses encargados de rastrear la posible pista. Entre los comentarios de consternación y simpatía hacia los padres, el de una tal Angelines: "Esto deja en muy mal lugar a los perros policía portugueses".
A la altura de los relojes blandos, pardiez.