Este es el lema de una chapa que ahora decora la pared de mi habitación y que me regaló el Librero de Galatea (con mayúsculas porque el hombre se ha convertido en una institución entre nosotros). No imaginéis un trato especial: la chapa en cuestión era un regalo promocional de alguna editorial cuyo nombre he olvidado, un regalo barato, insignificante. Pero en días como hoy reparo en este trocito de plástico colgado de un trapo de arpillera en mi pared y asiento con actitud reverente, como los griegos ante el Oráculo de Delfos.
- Suena el despertador a una hora prudencial. Yo me levanto casi hora y media más tarde (a una hora nada prudencial).
- Encuentro la fotocopia de la portada del libro en que estoy trabajando para la ponencia de Barcelona. Levanto dicha fotocopia. Debajo, unos cuantos folios en blanco. ¿Dónde está el texto? ¿No habré fotocopiado la portada como referencia hace tres semanas aplazando el trabajo más pesado para luego olvidarme completamente?
Sí, sí lo he hecho... Seré gilip...- Uh, el vecino generoso a su pesar se ha conectado a Internet. Veamos. Correo de la Universidad. Bien. Congreso Barcelona. Bien. "Me alegra comunicarte que leerás la tarde del tres de abril". ¿Cómo que 3 de abril?... Si me habían dicho que se celebraría la última semana de marzo, ¡Marzo! Y yo me he comprado los billetes León-Barcelona.Joderjoderjoder...- Como a la una (tras dos, ¿extenuantes?, horas de trabajo), a toda prisa. Me visto, me doy cuenta de que mi último par de calcetines de media sanos tiene una carrera. Les doy la vuelta de modo que la carrera quede hacia dentro. De camino a la universidad piso una baldosa suelta que proyecta un chorro de agua sucia hacia mis pantalones hasta entonces inmaculados. Me acuerdo del alcalde, de los encargados de los servicios de mantenimiento del ayuntamiento y de sus respectivos antepasados hasta la tercera generación.
- Entro en Iberia.com. Para anular la reserva, tengo que llamar a un 802 (41 ctmos/min. si llamas desde fijo, 75 si lo haces desde un móvil). Me informan de que ellos, Iberia, no gestionan las anulaciones de reserva de Iberia (sí, así es). Contraté el seguro de anulación de reserva, de modo que me remiten a la compañía que lleva estos seguros. Llamo a un 902 (carísimo si llamas desde fijo, prohibitivo si lo haces desde un móvil). Les explico la situación (sin detenerme en el hecho de que tal vez la culpa haya sido mía por no confirmar las fechas... Comento con mucha seriedad que la Universidad se ha visto obligada a cambiar las fechas del congreso). La operadora, sin un temblor de voz que indique su vergüenza, me comunica que el seguro no cubre ese tipo de posibilidades. Mi creciente furia me lleva a obviar la pregunta evidente (¿qué tipo de situaciones contempla el seguro? En una situación semejante, otra operadora me informó de que solo me devolverían el dinero por muerte de un familiar directo) para pasar a la indignación mal reprimida: "¿Me está diciendo que no me reembolsarán ni siquiera una parte del precio total del billete?"; "No, lo sentimos mucho". Me quedo sin habla unos segundos y la mujer aprovecha para despedirse educadamente (chica lista).
Me voy a casa. Si me buscáis, probablemente esté en la cama, debajo de las mantas, con las persianas bajadas, escuchando a Janis Joplin y construyendo un fuerte con barritas de chocolate Mars. Hasta mañana martes.