"Pepiño". La primera vez que lo escuché, el humorista había llegado a la conclusión de que un marcado acento gallego incrementaría de modo notable la gracia del chistecito. Extraños los detalles que recordamos.
Os remito al blog de Sun(a), (el link "Aventuras vitales [...]") para una breve introducción al mundo del tallaje en España. Viva la "interblogidad". En fin. Bienvenidos a un mundo en que los diseñadores y responsables máximos de la industria textil están convencidos de que existen mujeres S, M y L (con los añadidos XS y XL si están dotados de una sensibilidad excepcional). En este mundo perfecto yo, que mido un metro cincuenta centímetros (clavados), usaría una S o XS. En el mundo real, por desgracia o suerte, he heredado lo que yo denomino el tipo "C" de la rama materna de mi familia. Mi madre, por ejemplo. Poca altura, caderas anchas y una cintura estrecha en comparación (en incontables ocasiones me he probado un vaquero que hacía que mis muslos pareciesen jamoncitos al tiempo que podía meter los pulgares sin problemas y estirar unos cuantos centímetros a la altura de la cintura). De mis siete primas por parte de madre, tres hemos heredado dicha constitución, a la que la Malvada Bruja a la que olvidaron invitar a nuestros bautizos añadió las siguientes maldiciones (bitch!):
a M, una altura de un metro cuarenta y tres centímetros;
a R, tendencia a la barriguita cabrona (¿sabéis a qué me refiero? No llega a trauma, pero se ha ganado con justicia el apelativo de complejo);
a V, una talla 100 (gracias, abuelita paterna, por esos genes).
Ay. Como algunos sabéis, tengo una boda (pija) en junio. Esta tarde me estaba probando el segundo vestido(primero, negro, descartado; bien de cadera, bien -oh, cielos- de cintura, pecho... Mal, mal, absurda costura que quedaba justo a la mitad... Con él puesto parecía que tenía miedo de que echaran a volar, o cayeran hasta el ombligo). Segundo vestido prometedor, algo recargado pero nada que no pudieran solucionar unas tijeras (y una mamá modista). Bien. Oooh, falda elegante. Me gusta el detalle del tul. Bien, bien. ¿Por qué demonios no baja esto...? Si es de la misma talla que el primero... Esto es absurdo. ¿He podido engordar diez kilos en tres segundos? Umphf. Vale. Tal vez no debería haberme comido aquella caja de minidonuts. Uuumphf. Ohdiosohdios, ni sube, ni baja. ¿¡Qué demonios hago ahora!?
- ¿Cómo vas, cielo?
Vuelve a llamarme cielo y saldré como un banshee vestida (vestida por decir algo) de raso para sacarte los intestinos por las orejas.
- Eh... Bien, bien, todavía estoy en ello, gracias.
Uuumphf... ¿Y si lo rompo? (vistazo rápido al espejo para comprobar el precio). Vale, descartado. Plan B. Llamo a mi madre. Quiero salir de aquí...
(Tengo que dejarlo aquí. Más en próximas entregas)
2 years ago