Thursday, April 19, 2007

Pepiño, dime algo con amor...

"Pepiño". La primera vez que lo escuché, el humorista había llegado a la conclusión de que un marcado acento gallego incrementaría de modo notable la gracia del chistecito. Extraños los detalles que recordamos.
Os remito al blog de Sun(a), (el link "Aventuras vitales [...]") para una breve introducción al mundo del tallaje en España. Viva la "interblogidad". En fin. Bienvenidos a un mundo en que los diseñadores y responsables máximos de la industria textil están convencidos de que existen mujeres S, M y L (con los añadidos XS y XL si están dotados de una sensibilidad excepcional). En este mundo perfecto yo, que mido un metro cincuenta centímetros (clavados), usaría una S o XS. En el mundo real, por desgracia o suerte, he heredado lo que yo denomino el tipo "C" de la rama materna de mi familia. Mi madre, por ejemplo. Poca altura, caderas anchas y una cintura estrecha en comparación (en incontables ocasiones me he probado un vaquero que hacía que mis muslos pareciesen jamoncitos al tiempo que podía meter los pulgares sin problemas y estirar unos cuantos centímetros a la altura de la cintura). De mis siete primas por parte de madre, tres hemos heredado dicha constitución, a la que la Malvada Bruja a la que olvidaron invitar a nuestros bautizos añadió las siguientes maldiciones (bitch!):
a M, una altura de un metro cuarenta y tres centímetros;
a R, tendencia a la barriguita cabrona (¿sabéis a qué me refiero? No llega a trauma, pero se ha ganado con justicia el apelativo de complejo);
a V, una talla 100 (gracias, abuelita paterna, por esos genes).
Ay. Como algunos sabéis, tengo una boda (pija) en junio. Esta tarde me estaba probando el segundo vestido(primero, negro, descartado; bien de cadera, bien -oh, cielos- de cintura, pecho... Mal, mal, absurda costura que quedaba justo a la mitad... Con él puesto parecía que tenía miedo de que echaran a volar, o cayeran hasta el ombligo). Segundo vestido prometedor, algo recargado pero nada que no pudieran solucionar unas tijeras (y una mamá modista). Bien. Oooh, falda elegante. Me gusta el detalle del tul. Bien, bien. ¿Por qué demonios no baja esto...? Si es de la misma talla que el primero... Esto es absurdo. ¿He podido engordar diez kilos en tres segundos? Umphf. Vale. Tal vez no debería haberme comido aquella caja de minidonuts. Uuumphf. Ohdiosohdios, ni sube, ni baja. ¿¡Qué demonios hago ahora!?
- ¿Cómo vas, cielo?
Vuelve a llamarme cielo y saldré como un banshee vestida (vestida por decir algo) de raso para sacarte los intestinos por las orejas.
- Eh... Bien, bien, todavía estoy en ello, gracias.
Uuumphf... ¿Y si lo rompo? (vistazo rápido al espejo para comprobar el precio). Vale, descartado. Plan B. Llamo a mi madre. Quiero salir de aquí...
(Tengo que dejarlo aquí. Más en próximas entregas)

Tuesday, April 17, 2007

Lógica retorcida

Llegabas un día a casa hecha un mar de lágrimas porque otro niño te había pegado un empujón, tirado al suelo y robado tu pelota, comba o canicas. Te abrazabas a tu madre y le llenabas el jersey a la altura del ombligo de lágrimas y babas, mientras con la voz entrecortada por los sollozos tratabas de explicarle la humillación y la magnitud de la pérdida de aquel juguete. Y entonces ella (o él... Aunque en esas ocasiones yo solía acudir a mi madre) te agarraba por los hombros y con el ceño fruncido te soltaba: "Tú tienes la culpa. ¿Quién te manda salir a jugar con ese a) mangarrián, b) cabestro?". Aplicación elemental de la lógica retorcida. Tu incredulidad y el surgimiento de la duda razonable -tal vez sí te lo tenías merecido, tal vez no eras la víctima inocente de un matón de colegio- solía cortar en seco tus lágrimas y te ibas a reflexionar frente al bocadillo sobre aquel extraño concepto del mundo adulto.
Un humorista argentino tiene un monólogo sobre el carácter de sus compatriotas. En él comenta que desde los años cincuenta existe una autopista en que cada año se produce un número altísimo de accidentes mortales: "¿Y qué hacemos?" increpa a su público. "La llamamos la ruta trágica, la ruta trágica... No es trágica, ¡¡es estrecha!!". En clave de humor está tratando de desmontar la lógica retorcida que, como hemos visto, se aplica en todos los niveles de razonamiento.
Un tercer ejemplo. Ayer murieron treinta y tres personas a manos de un tirador en el campus técnico de Backsburg, Universidad de Virginia. La presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, ha lamentado públicamente la tragedia; Bush declara sentirse "horrorizado". ¿Acaso estos dos no se preguntan cómo demonios el tirador, de cuya salud mental tenemos sobradas razones para dudar, tuvo acceso a un rifle? ¿O por qué se permite a alumnos de una universidad poseer armas de fuego? En "Bowling for Columbine", un vecino de los chicos que llevaron a cabo la matanza lloraba frente a la cámara mientras hablaba de un "lamentable accidente, dos adolescentes inestables que se volvieron locos"... Una tragedia "puntual e inexplicable".
Y otra vuelta de tuerca. Muchos terroristas suicidas provienen de madrasas radicales en donde se les instruye sobre el acto de amor supremo a Alá que supone inmolarse y llevarse por el camino a unos cuantos inocentes. Cualquier persona con dedo y medio de frente se da cuenta de la perversidad de este argumento (lógico). ¿Cualquier persona...?

It's no wonder, with that kind of intense training and discipling, that those young people are ready to kill themselves for the cause of Islam. I wanna see young people who are as committed to the cause of Jesus Christ as the young people are to the cause of Islam. I wanna see them as radically laying down their lives for the Gospel as they are over in Pakistan and Israel and Palestine and all those different places, you know, because we have... excuse me, but we have the truth!

(No sorprende que con esa clase de entrenamiento intensivo y máxima disciplina esos chicos estén dispuestos a morir por el Islam. Yo quiero ver a nuestros jóvenes tan comprometidos con el mensaje de Jesús como lo están estos chicos con el Islam. Quiero verlos dando su vida por el Evangelio con tanta voluntad como los que están en Pakistán, Israel, Palestina y todos esos sitios, sabe, porque nosotros tenemos.... ¡Discúlpeme, pero nosotros poseemos la verdad!).

La autora de estas palabras, la estadounidense Becky Fischer, abanderada de la lógica retorcida, (vaya, esta entrada va a parecer un alegato contra el imperio) dirige un campamento cristiano carismático (primera vez que lo escucho) en que se pretende formar al futuro ejército de Cristo. He visto algunas imágenes del documental sobre este campamento -Jesus Camp... Si alguien lo tiene o sabe cómo hacerse con él, se lo agradecería-, imágenes estremecedoras de niños en trance a los que se les inculca "el mensaje" y se les recuerda que no deben leer las novelas de Harry Potter porque, si Potter apareciese en la Biblia, sería en un pasaje sobre la quema de practicantes de magia negra. Aterrador.

Me entran ganas de releer Luces de Bohemia. Empiezo a sospechar que todos aquellos juegos de distorsión de la realidad no hacían sino ponerla en evidencia...
(Ah, y prometo sacar tiempo esta semana para contestar a vuestras entradas. ¡¡Gracias!!)

Friday, April 06, 2007

¿Has pensado en perderle el miedo al blanco?

¿A qué huele el verano?
¿A qué huelen las nubes?
¿A qué huelen las cosas...
que no huelen?
Curioso. La última pregunta recuerda a una de esas cuestiones irresolubles para alcanzar el estado mental previo a la meditación, del tipo: ¿Qué ruido provoca un árbol al caerse en un bosque si no hay nadie alrededor que lo escuche? Las líneas de arriba -os lo recuerdo pese a que confío en vuestra capacidad memorística (porque lo repitieron hasta dejarlo grabado a fuego en la región del cerebro encargada de los recuerdos)- las recitaba una voz en off femenina mientras en la pantalla se sucedían imágenes de cielos de verano, ropa blanca tendida al sol y mujeres jóvenes con vestidos de colores en prados de hierba jugosa.
Por mi parte, no entiendo esa manía de sublimar una (¿incómoda?) verdad fisiológica como la menstruación. En ninguno de los anuncios que he visto se menciona la palabra "sangre", que se sustituye por "líquido", "fluido" o la cacofónica "flujo"; otra opción eufemística consiste en dejarlo a la inteligencia de los espectadores, con el consabido "Absorbe más" y su variante "Con una capacidad de absorción..."; un popular recurso que trata de maquillar la realidad: el líquido se tiñe de azul. El rojo, con todo, llegaría a encarnarse en Menstru, protagonista de otra memorable saga de anuncios, una mujer desagradable, de mediana edad, traje dos piezas rojo y voz chillona que se presentaba de modo inesperado para arruinarle las vacaciones o el día en la playa a una jovencita guapísima. Ella solita consiguió que echáramos de menos los anuncios "¿A qué huele..?".
Pero, ¿pensábais acaso que con Menstru se había alcanzado el súmum de la estupidez y el remilgo exasperante en lo que a anuncios de compresas se refiere? Dadme un voto de confianza: se han superado. Han conseguido que Menstru, por comparación, parezca no feminista, sino una de las mártires sufragistas de comienzos del siglo XX.
Una sala blanca, el suelo cubierto de almohadones blancos y en el centro un toro mecánico cubierto de placas blancas al que se aproxima una chica de unos veinte años (para los publicistas, la menopausia de las mujeres españolas se ha adelantado a los treinta y dos años). La jaquetona (Dr. Mabuse dixit) , que viste unos ceñidísimos pantalones blancos, un top y una cazadora (monisisísima la nena, oiga), se sube con agilidad al engendro mecánico que responde como se espera de tales engendros mecánicos, esto es, agitándose de forma violenta. Plano de nalgas (único leonesismo que entró a formar parte del estándar), plano de pechos. El toro (mecánico) se rinde a la superioridad de la mujer, le ofrece sus placas como homenaje y se detiene ante la incredulidad de su jinete. Entonces aparece la pregunta en grandes letras al tiempo que la pronuncia una voz femenina... Y juvenil, cómo no: ¿Has pensado en perderle el miedo al blanco? Hum... Lo leo y pienso en una asociación de víctimas de los skinheads, qué lástima.
Pasé por todas las fases del shock: incredulidad, negación, ira... Terminé por aceptarlo, claro. Deprimente y todo, si consiguen su propósito (vender más), siendo su target nosotras ( las ingenuas que creíamos que todo esto estaba superado), con un anuncio como este, en que se remarca que la única preocupación que nos provoca la menstruación es que durante "esos días" hemos de desterrar el blanco de nuestro vestuario (¡qué desolador!), habrán demostrado que no andan tan desencaminados en lo que a su imagen de la mujer media española se refiere. De momento, congratulations! Ya se emite el primer anuncio de compresas que encantará a los amos de casa/taxistas eslovacos y a sus equivalentes españoles, los hombres que piensan que "Quién fuera pirata para enterrar mi tesoro entre tus piernas" supera en delicadeza a los versos de Pablo Neruda.
Para los otros chicos: estáis a salvo de la humillación hasta que a alguien le dé por anunciar remedios contra los problemas de erección y empiecen los anuncios de plátanos verdes y otros chuchurríos delante de un fondo de nubes y prados, con una música relajante y coros que entonen el "Sumsum... Sumsumsumsumsum... Uuuiii...".