Wednesday, December 24, 2008

Freak of Nature

An obsessive worrier she is: she can´t help it. When in doubt about something or someone, she feels a cold finger through her ribs, softly caressing her heart.


L.C.

Friday, December 12, 2008

Aparición

Ayer... Hoy, entre las doce y media de la noche y la una de la mañana, hora exacta indeterminada. En la cama, dando vueltas (literal y figuradamente). La semana que me queda aquí ("Por favor, por favor, que nadie siga el ejemplo de los activistas de Stansted y trate de detener el cambio climático empezando por impedir el tráfico aéreo en Gatwick"), el trabajo que he realizado ("Bien, semiosis, sí, colonial también, pero, ¿cómo aplicarla a los textos?"), los papeles que necesito para justificar la ayuda económica ("Tarjetas de embarque -y pensar que yo suelo doblarlas y romperlas casi inconscientemente cuando estamos a punto de despegar-, carta de mi supervisora, facturas, tickets del super, el Toisón dorado..."), este blog ("Aparte de mi querida friki "Sweet Baby", últimamente nadie se deja caer por aquí... ¿Les resultará aburrido?"), sentimientos de culpabilidad ("No debí haber comprado esa bolsa de bolitas Mars") mezclados con deseos de venganza ("Espero que el que inventó las bolitas de chocolate Mars sea ahora obeso mórbido"), y los toques de atención de mi karma ("Nonono... No lo deseo. Espero que sea feliz. Y gordo. No, gordo no").
Se enciende la luz de fuera. Aquí es común convertir las casas antiguas de dos pisos en dos (a veces más) viviendas. Yo vivo en la planta baja de una de estas casas, de modo que todas las ventanas quedan a la altura de la indiscreción de los viandantes (en realidad, mi ventana da a la tapia del jardín y el resto tiene cristales esmerilados para proteger la sacrosanta intimidad de los británicos). Se enciende, como digo, la luz de fuera (es parte del sistema de seguridad, se activa con el movimiento) y entra a raudales por el hueco entre mis cortinas (persianas, cómo os echo de menos...). Me giro y miro por la ventana, que está a menos de un metro de la cama.
"Será alguna de las gatas".
(OK, OK, mi primer pensamiento es: "Ohdiosohdios, nos van a robar, si ya sabía yo que con este sistema de seguridad merdero nos iba a pasar cualquier día, ohdios, qué hago, aviso o me hago la dormida, con qué me puedo defender en esta habitación, elflexono, losbotesdechampúlanzándolostalvez, ohdiosohdios..."). Desecho estas ideas con una sonrisita nerviosa. La razón da una bofetada al histerismo y se hace cargo de la situación: "Será alguna de las gatas".
Y entonces lo veo sobre la tapia.
Pelo rojo, brillante y tan suave como para hacer palidecer a la chica Pantene. Ojos negros y líquidos con las pupilas (no papilas) contraídas por la luz. Miembros largos y ágiles. Es joven y perfecto.
A la generación inmediatamente anterior a la nuestra le marcó la Bola de Cristal y la muerte de Rodríguez de la Fuente, y nosotros, tierna carne de televisión, fuimos testigos directos o indirectos de tales acontecimientos (aún recuerdo los documentales que emitían en horario infantil).
Por eso no puedo evitar exhalar un suspiro al ver mi primer zorro.
Él, o tal vez ella, no me ve. Incómodo por el día artificial que anticipándose ha iluminado la entrada al jardín, me regala la visión de su pecho blanco y el sigilo de sus movimientos y desaparece. Dejo caer la cabeza sobre la almohada. Las incongruencias quedan aplazadas hasta la lucidez del día siguiente (¿Qué hace un zorro en medio de una zona residencial londinense? ¿Se alimenta de basura?¿Dónde están los sádicos y elegantes aristócratas que tendrían que haber aparecido persiguiéndolo vilmente en mitad de la noche?).

Friday, December 05, 2008

No dejéis que decaiga vuestro espíritu navideño


London. Random.









(1) Freddy Mercury dorado de muchos metros a la entrada del teatro donde llevan siete años con su musical. Sospecho que a él le habría encantado.
(2) The Royal Academy of Arts. Fui a ver una exposición sobre Bizancio que no recomiendo. Esperaba encontrar material sobre Teodora (prostituta y actriz porno antes de encontrarse a sí misma y abrazar el cristianismo... ) y en su lugar me ofrecieron cientos de iconos religiosos y varias biblias (anécdota curiosa: un anciano cura ortodoxo y yo nos dimos codazos para ver una biblia del siglo VII; yo era más joven, pero él era mucho más alto... Una pelea en igualdad de condiciones).
(3) Creo que el Savoy (hotelazo en el centro, en todo caso). Versión en amarillo y negro del típico taxi londinense.






Monday, December 01, 2008

Aviso para navegantes y Six Wives (si me da tiempo).

¿Os ha pasado alguna vez que, estando de bajona, encontráis por casualidad un libro, lo hojeáis, no podéis evitar llevároslo a casa, y consigue levantaros el ánimo y haceros sonreír otra vez? Bien. No se os ocurra probar con "This is not a love song" de Karen Duve. No. Mal. Jamás. Convertirá vuestro bajón en una pequeña depresión. Es como si me viera a mí misma esta mañana, cuando lo encontré abandonado en una mesa de la biblioteca; me llamó la atención su portada amarilla con la pequeña e increíble mujer menguante y creciente exhibiéndose en bikini. "¡No, no, suéltalo...! " Agito los brazos, pero mi recuerdo ya ha abierto el libro y se deja llevar por el optimismo y humor agridulce de las primeras páginas. "¡Será como echar sal en la herida, déjalo! ¡Idiota!". No es sano insultarse, ni siquiera con carácter retroactivo.
Too late for me. Maybe not for you.
El segundo libro del que quiero hablaros se llama "Six Wives" y creo que ilustra a la perfección una diferencia entre nosotros (españoles) y ellos (ingleses). En vida de sus royals, los ingleses los tratan como al resto de seres humanos: con una mezcla de frialdad, desinterés, condescendencia y cierta mofa afectuosa de la que nunca sabes si eres partícipe u objeto. Se muestran indulgentes con sus "pecadillos"(alcoholismo, el más común de todos), se ríen de sus pequeñas muestras de humanidad y toleran mal sus desplantes y escándalos (Carlos y Diana). Dejad ahora que transcurra un mínimo de cien o ciento cincuenta años. Los "pecadillos", junto con el resto de rasgos de humanidad del personaje, han quedado relegados al olvido. Los ingleses no escriben libros de historia, sino un relato apasionante de aventura, venganza, locura, reinas longevas y mucho más competentes que sus equivalentes masculinos, intrigas palaciegas, una dinastía que surgió de la brutal atracción física entre una consorte y un atractivo caballero galés que servía en la corte, ministros oscuros y ambiciosos, un príncipe y futuro rey que, disfrazado de campesino, tuvo que esconderse en un roble para evitar ser detenido y ejecutado... Añadid un gigante y un español y tenéis "La Princesa Prometida".
"Nosotros", como para todo, en vida de nuestros monarcas (y familia) nos dividimos entre quienes les profesan mal disimulada devoción y quienes los tratamos con estudiada indiferencia. Incluso estos últimos, entre quienes me cuento, no pueden evitar cierto sentimiento de ... Ejemplo. En Portugal me encontré con una revista en la que aperecía Letizia en portada bajo el titular "La Princesa Triste". Mi primer pensamiento (no razonado, diré en mi defensa), fue: "¿Y quienes son estos para hablar de Letizia?"; "Como si me importara", me repliqué enseguida. Pero el sentimiento de... ¿? Sigue ahí. ¿Y qué hay de sus antecesores? Ah, monarcas españoles... Don Rodrigo perdiendo lo que fuera que entonces se concebía como España; los Reyes Católicos y la muerte del primogénito Juan, la locura de Juana y la desgracia de Catalina; Carlos I y su malsana obsesión con su amada (difunta); Felipe II y el ocaso del Imperio; la degeneración sucesiva de los Austrias; los Borbón y su desigual historia de amor con el pueblo, Alfonso XII y Mercedes, Alfonso XIII y el anarquista, Don Juan (los ingleses lo habrían convertido en un padre abnegado; en un documental que vi lo presentaban como un hombre amargo, que había sufrido los desplantes de Franco y que nunca había renunciado a la idea de volver a España como rey)... Y, cómo no, Don Juan Carlos y el accidente con la pistola que acabó con la muerte de su hermano pequeño, la pugna por el trono con su primo Alfonso y el tristísimo final de este. Cuando empezábais nueva lección de historia en el colegio, ¿no os hacías la pregunta: "A ver qué morboso final tiene este"?. So depressing. Los mismos historiadores se dejan llevar por este aire de tragedia griega que envuelve a las dinastías españolas: "El rey contrajo matrimonio con X sin sospechar que ninguno de sus nueve hijos, menos la pequeña infanta Y, sobrevivirían a la infancia"; "En el apogeo de las guerras contra Francia, el rey cayó fulminado por una extraña enfermedad. Su muerte dejaba un vacío de poder que alentaría las luchas intestinas"; "El príncipe sobresalía en todas las materias y despuntaba como un avezado estratega para orgullo de su padre. El niño moriría a los doce años de una infección".
No me da tiempo a hablaros de Six Wives. Resumo: tal vez en un sano punto intermedio esté el quid de la narración historiográfica (interesante).

Feeling down today

:(